“El Amor es el conocimiento de saber quiénes somos y ofrecerlo al universo”
Blanca González Banchs
“No podemos dejar de vivir porque, si el alma crece y aprende, está feliz cumpliendo su misión. Todas las gracias y las desgracias son bendiciones para crecer. Todo lo mejor y todo lo peor solo están allí para que el alma logre superarse y elevar las chispas de luz del universo”
Mario Saban
Amor, una palabra que todos usamos sin tan siquiera habernos parado a meditar activamente sobre su alcance y contenido. Filósofos, religiosos, escultores, músicos, docentes, maestros espirituales, personas de a pie, Todos usamos la palabra sin haber tomado su real y cierto contenido.
La palabra, como expresión de una emoción, de un sentimiento y de un pensamiento, Crea. Crea un contexto y una realidad, hace que las palabras al vibrar atraigan a su similar. Si doy un “te quiero”, si ofrezco un “gracias” profundo y sincero, si entrego una “flor” estoy creando una realidad que sólo podrá ser tomada por algo o alguien que esté en esa misma frecuencia energética ya que, lo similar, se atrae y no lo opuesto. Doy lo que soy y recibo lo que doy. Y ese Dar, debe ser sin esperar un resultado, sin ocultar detrás de él una necesidad imperiosa de recibir reconocimiento ni tampoco generar en el otro o, en una situación, un espacio para que me cubran un vacío. Debe ser un dar con vocación de compartir, de Ser (como un último nivel de K. Wilber) y con conciencia de que si doy es por qué tengo y si tengo es por qué lo recibo de lo divino, lo supremo y por haber conectado con la luz que todos tenemos. He podido manifestar un Dar. No doy una pertenencia basada en mi exclusivo mérito o riqueza, sino un Dar basado en ser un canal transmisor con la fuente de la riqueza que está fuera de mí, en lo transfronterizo, en lo cosmogónico, en la profundidad verdadera, el matrix.
Si todo lo anterior lo llevamos al Amor o actos de Amor, sólo cabe preguntarse: ¿puedo dar Amor sin saber lo que es y sin Amarme a mí mismo/misma? La respuesta es Sí y No. Si tomamos el Sí, vemos en toda su expresión lo que apuntaba y reflexionaba M. Kundera en “La insoportable levedad del ser”, ese dar Amor para no ser igual que alguien y ese dar para humillarnos tanto con un exceso de dar a los demás que sólo hace que reforzar nuestra baja autoestima, nuestro auto desprecio y nuestro impulso de desaparecer y huir. Aparentemente podemos dar Amor sin amarnos y sin saber qué es el Amor, pero a expensas de nuestro sufrimiento y de un profundo maltrato a nuestra alma. Dar sin tener es un acto que tiene un precio caro y una esclavitud silenciosa y dolorosa.
Al tomar el “No” como respuesta (no puedo dar lo que no tengo, no puedo dar lo que no me doy a mí mismo/misma y no puedo dar lo que desconozco), me comporta un ejercicio profundo de observación y meditación. Inicialmente doloroso y a la vez, resolutivo, como si de un parto se tratara. Dolor por tener que profundizar en lo transpersonal del Ser para averiguar qué quiere decir Amar y “darse cuenta” que probablemente no he experimentado su basto contenido. Después, dolor por desear aprender a Amar sin saber cómo y entrar en una búsqueda que, si no se es paciente y persistente, se convierte en desamor. Y finalmente, dolor por transitar en lo desconocido y por aceptar que el Amor no se ve, ni se toca, ni tan si quiera se verbaliza, sino que se Siente. Es el sentir más indescriptible y más intenso que puede tener un Ser. Basta ver el refranero popular para iniciarse en la complejidad de la palabra Amor: “morí de amor”, “por amor mato” “amor de madre, que todo lo demás es aire”, etc. Amar es un estado que fluye y transita en nosotros y que debe estar en movimiento hacia uno mismo y hacia el exterior para coger vida y color. Si se estanca, se empobrece y no se comunica ni externaliza ni comparte, acaba por soterrarse.
Amor es complitud, fidelidad con uno mismo y saber vivir con todos y con nadie. Es poder sentarse sólo sin sufrir la soledad y la inquietud y a la vez poder compartir y sentirse nadie. Amar no es dar sin límites ya que si no se puede convertir en soberbia y eliminas el libre albedrío a los demás. Incluso en alguna ocasión un “no dar” se convierte en el mejor Dar a una persona–“Palomas atadas no pueden volar”-.
¡Cuánto daño ha hecho a la humanidad una equivocada interpretación del “ama a tu prójimo como a ti mismo”! ¡No es dar sin límite y fuera de ti para alcanzar el cielo! No es un dar infinito despreocupándome de mí. No por dar todo mi dinero a los pobres conseguiré el cielo de Dios, lo que conseguiré es añadir más pobreza al universo. Eso no es amor, es irresponsabilidad y culpa que esclaviza al Ser. Enseña a pescar antes que dar un pescado, enseña a construir una barca antes que refugiarte en el diluvio universal y salvarte únicamente tú.
En suma, aprende y anda el camino amándote porqué así podrás vibrar en la misma energía de dónde venimos y poder sentir y compartir a los demás el máximo sentido del vivir: Amar. La carrera más costosa y bella son las 20 pulgadas de la mente al corazón, al Yo profundo.