«Cuida tus pensamientos por que se volverán palabras. Cuida tus palabras por que se volverán actos. Cuida tus actos por que se volverán hábitos. Cuida tus hábitos porque forjaran tu carácter. Cuida tu carácter porque formara tu destino. Y tú destino será tu vida.» (Mahatma Gandhi)
Aún recuerdo el día que leí el libro” El poder del Ahora” de Eckhart Tolle. Me encantó, pero reconozco que me dio ansiedad su verdad: “Sólo existe el Ahora”. Empecé a transitar en preguntas que ya se me asomaron cuando era pequeña: ¿quién soy? Algún día perderé mi identidad de “Blanca González” y ¿qué será de mí? Si sólo existe el Ahora, ¿qué hago con el pasado y el futuro?
Pasaron varios años hasta que el Mindfulness me encontró. ¿Qué es el Mindfulness? Si buscas en Google verás infinidad de definiciones, tendencias y escuelas de práctica. Yo te comparto des de mi experiencia lo que representa y lo que es el Mindfulness para mí y el uso que hago de él en el espacio terapéutico.
El Mindfulness es Atención plena a lo que piensas, sientes y eres en este preciso instante, el Ahora, sin valorarlo, sin juzgarlo como bueno o malo y sin racionalizarlo, explicarlo o analizarlo. Simplemente sintiendo lo que sientes, sosteniéndolo y aceptándolo como válido, dándole un lugar en ti. Cuando haces esto, cuando no rechazas el pensamiento, sino que lo Observas, cuando no rechazas tus emociones, sino que las Observas y dejas que se desplieguen en tu cuerpo, te das cuenta de que no eres lo que piensas ni lo que sientes emocionalmente y te das cuenta de que no pasa nada por sostener. En ese momento experimentas que la intensidad mental y emocional que traías contigo por “arte de magia” baja e incluso desaparece. Ves tus pensamientos y tus emociones, pero ambos no dirigen tu barco, lo diriges Tu, y ese otro Tu es el Testigo que observa tus pensamientos y tus emociones. Ya eres 3: pensamiento, emoción y un Tu más profundo que simplemente observa sin juzgar, sin fusionarse y sin ni ceder el poder a tu pensamiento o a tu emoción, es un Tu neutro o ecuánime. ¿Cómo consigues esto? Pues el gran instrumento para ello es la Meditación.
Por tanto, Mindfulness es desplegar al Testigo consciente que tienes dentro para que mediante tu Auto observación y tu focalización en tu cuerpo (principalmente la respiración) puedas alcanzar un estado de concentración, atención, silencio y serenidad óptimo para comprender y luego actuar. Así, rompes los automatismos. Si alguna vez has sido adicto al tabaco o a cualquier sustancia, habrás podido observar que sin darte cuenta agarrabas un cigarrillo y estabas fumando sin ni tan siquiera haberlo pensado. Es un automatismo y como este, hay infinitos automatismos que haces. Un automatismo es una respuesta automática e impulsiva bien emocional, de conducta o de cognición -pensamientos-. En cualquier caso, tu no eres lo que piensas ni lo que sientes, eres mucho más que esto.
Mindfulness es vivir Presente, escuchando tu interior y escuchando al exterior con serenidad y libre de impulsos, juicios, creencias irracionales. Como dice J.M. Doria “vivir con una oreja dentro y una fuera”.
La meditación es la principal herramienta para entrenarte y lograr vivir con una actitud mindfulness. ¿Qué es meditar? La meditación empieza justo cuando recoges tu márfaga o cojín de meditación o te levantas de la silla donde has meditado. Al finalizar la sesión, es cuando empieza la meditación. El tiempo que inviertes en silenciarte, respirar y observarte es un entrenamiento. Comparativamente, el acto de meditar sería ir al gimnasio y la meditación correr una carrera de 10 k. Existen numerosos tipos de meditación, así como definiciones. Yo voy a compartirte la meditación transpersonal o silenciada que tiene muchos trazos en común con las corrientes zen. Como en casi todo en esta vida, a la meditación también se le asocian mitos y leyendas que hacen que su práctica se enturbie por creencias no certeras. Meditar no es dejar de pensar o poner la mente en blanco. Esto, al margen de ser totalmente imposible, es hasta incluso contraproducente. Tampoco es levitar, ni un acto de fuga esperando recibir conexiones supra sensoriales o metafísicas que te alejen de tu realidad.
Para meditar necesitamos 3 cosas: postura, respiración y actitud. Esta simple herramienta tiene un poder incalculable. Sin entrar a profundizar en las ventajas físicas y médicas que tiene la práctica de la meditación (puedes mirar en las redes las conclusiones científicas acerca de ello), tu mente, tu cuerpo físico y emocional experimentan una consciencia de ti y del entorno que, hasta donde he podido experimentar, no te lo ofrece nada.
¿Te apetece meditar? Siéntate en una silla, o en un cojín o márfaga, adopta una postura en la que la espalda y la cabeza estén erguidas a la vez que cómodas, como si te sujetarán con un hilo desde arriba. Las manos sobre las piernas o, si te apetece, puedes adoptar algún mudra con las manos. Cierra los ojos o déjalos medio abiertos. Realiza 2 o 3 respiraciones hondas y, luego, respira con normalidad. Prestando atención a cómo respiras, si inicias desde el vientre o el pecho, si es rápida o lenta. Y, en adelante, puedes imaginarte que estas en el cine donde tus pensamientos, sentires y emociones van pasando por la pantalla donde tu estas simplemente observando y mirando, sin concluir ni procesar nada. Y esto es meditar. ¿Esperabas algo más complejo? Es simple: prestar atención, no forzar, dejar que todo suceda sin valorarlo o juzgarlo por tu parte. Cuando veas que te pierdes en el pasado o en programaciones o anticipaciones futuras, píllate y te dices “vuelvo a casa”. Volver a casa es focalizar todos tus sentidos en el cuerpo, en el momento del Ahora y, en especial, en tu respiración. Vas y vuelves a casa tantas veces sea necesario, no se trata de “hacerlo bien” sino de entrenar la atención plena y observar cuantas veces piensas, sientes y actúas de forma automática y sin consciencia.
Te invito a que accedas, cuando así lo sientas, a https://redtranspersonal.com/redmeditacion/ y puedas probar una meditación transpersonal en grupo. Es gratuito y en formato on line, con varias conexiones al día.
He decidido meditar en mi vida por 2 principales motivos: uno para poder sostenerme en un estado de bienestar lo más perenne posible y, el otro, como entrenamiento para la Escucha consciente en el espacio terapéutico. ¿Has observado alguna vez la habilidad de algunas personas de estar presentes en todo lo que les estás contando? Aun y no ser terapeutas, están con todo su ser y todo su cuerpo prestando atención con amabilidad, humildad y amor a lo que tu les compartes. Y sin saber qué ha sucedido, te sientes luego en un estado de plenitud y equilibrio impecable para seguir tu camino. Esto es Escuchar con consciencia. Para crear un espacio terapéutico fértil donde tu consigas obtener la respuesta o la “solución” a lo que buscas se necesita estar lo más presente posible y, la meditación, te brinda esta habilidad. Ni que sean 10 minutos antes de una sesión, hago meditación silenciada para afinar la presencia y la escucha en ti.
¿Qué haces mientras meditas? Pues Observar y Observarte. Cuando te sientas o te paras a meditar, se despliegan 2 miradas: una externa y otra interna. Por ejemplo, una mirada externa podría ser centrar tu campo de visión en una vela o figura determinada o bien, como se hace en meditación transpersonal, en tu respiración y las sensaciones corporales. Y, la mirada interna, sería observar el flujo constante de pensamientos y emociones, de recuerdos, de precipitaciones, etc. Tras ello, queda un estado de serenidad, tranquilidad, seguridad, asertividad y fuerza para seguir tu día a día sin turbulencias. Todo sucederá como tiene previsto suceder, si bien, tu actitud hacia ti y hacia lo que te rodea cambia tu percepción y la respuesta que darás. Cuando tu meditas, te das cuenta de los procesos internos, a la vez que te mantienes deliberadamente enfocado en tu Ahora, abierto a todo.
Mientras meditas puedes “darte cuenta” de aspectos de tu persona que suceden en un espacio más allá de las batallas diarias. Reconocerás exactamente cuál es tu verdad única y auténtica, al margen de las influencias externas. Irás poco a poco forjando tu área de seguridad, confianza y libertad genuina, esa área que ya no depende de las pertenencias materiales, del reconocimiento externo ni de los dogmas culturales o sociales. Verás asomar una parte muy distinta a la que creías ser, algo distinto a tu Ego o “Yo Hago”.
Si te interesa conocer más sobre la meditación puedes leer “¿Qué es Meditar?” en mi blog.
¿Y para ti, qué es el Mindfulness?