La culpa: tu nueva pareja después del divorcio – Por un divorcio consciente

Un día llegas a casa y, sin más, tu pareja te comunica que ha conocido a otra persona, que ya no siente lo mismo hacia ti y que, te deja. En ese momento, toda tu vida, tu diseño vital, tu arquitectura del hogar se desmorona, se cae como un castillo de naipes. Sientes que tu corazón se estremece como si te estuviera clavando puñales, se comprime tu pecho, el estómago se cierra y asciende por tu abdomen la sensación de náuseas, temblor y de una enorme angustia, una sensación vital de estar a la deriva, al vacío.

La angustia y la soledad se convierten en tus nuevos inquilinos. Han venido para quedarse y para recordarte cada día que si tú hubieras actuado diferente y hubieras sido diferente nada de lo que ha pasado hubiera sido real. Y cuando te cansas de este mantra, lo sustituyes por otro que también parece resultar útil: ¡todo fue por su culpa! ¡Si hubiese sido de otra manera, si hubiera intentado cambiar a tiempo!

Ante todo, la culpa por delante sea tuya o de tu pareja, como si este constructo artificial llamado culpa fuera el responsable de tu tsunami emocional. Por dentro te dices: tengo que cambiar el chip, tengo que limpiar mi mente para poder comprender todo lo que ha pasado. 

La experiencia que sientes cuando alguien de “hoy para mañana” te deje por otra persona y tu dejas de ser el núcleo de su vida amorosa y sentimental es de las más aterradoras, intensas y disruptivas que un ser humano puede vivir. ¿Por qué? Pues porqué sientes el abandono, el rechazo, la exclusión y una soledad vital enorme. Como ser humano, buscas 3 cosas: seguridad, amor, sostén. Cuando tu pareja te deja, las 3 necesidades vitales las tienes en jaque mate. Sientes que pasas del todo a la nada y que necesitas volver a reconstruir tus pilares para seguir viviendo. Tu experiencia de divorcio necesita ser vista, reconocida, respirada y, sobre todo: ACEPTADA si no, seguirás en pie de guerra y la culpa por estandarte

Necesitas aceptar que las cosas no son como hubieras querido y, necesitas soltar las creencias en relación con el prototipo de una relación de pareja. Los condicionamientos de tu familia de origen y de la propia sociedad están apretando más tu dolor. 

Deja que te cuente una cosa. La culpa, la vergüenza y el orgullo son emociones autoconscientes, es decir, tus propias percepciones, juicios, valoraciones y críticas construyen la emoción. La culpa cumple una función: te avisa de que hay algo que has hecho o dicho que es contrario a tus valores, a tu forma de hacer, pensar y sentir. Así vista, es positiva ya que nos permite aprender de los errores, evitar cometerlos de nuevo y asumir la responsabilidad en el divorcio. Fuera de este esquema mental, la culpa es tóxica ya que te encadena y te esclaviza hasta victimizarte tanto que dejas de ser lo que realmente eres.  Y como que no puedes sostener este dolor tan profundo, decides correr un tupido velo para taparlo todo. ¿Cómo? Pues con justificaciones, culpabilizaciones y mucha hiperactividad (tanto mental como física) para evitar a toda costa parar y sentir el dolor y ver la realidad tal cuál es.

Es esa culpa que te fusila con mensajes de autocrítica (“si hubiera hecho eso de otra manera” / “si hubiera dicho aquello en aquel momento”); esa culpa que en algunas ocasiones te encierra en aislamiento y evasión de la vida, donde no quieres ver a nadie ni hablar con tu círculo cercano de personas. Incluso, esa culpa te lleva a rumiar y rumiar en pensamientos “bucle” acerca de porqué te ha pasado a ti, como puede ser que no te hubieras dado cuenta antes, y su mejor estrategia: hacerte sentir mal, has infringido la lealtad familiar y social sobre cómo llevar y vivir una pareja, sientes que eres un fracaso para tu familia y para la sociedad. Por dentro piensas: “¡esto no era una pareja, ni una familia! ¡Como pude hacerlo!”

Te voy a enseñar ahora una técnica rápida y simple que puede aliviarte en esos momentos contractivos en los que te sientes presa de tus emociones y, en especial, del ruido de la culpa. Adopta la postura de manos que ves en la imagen. Durante un minuto ves alternando ligeros toques con tu mano sobre el pecho (izquierda/derecha). Ojos cerrados y respiración normalizada. Mientras lo haces, sostén la emoción de culpa que sientes. Puedes repetir el ejercicio hasta 3 veces seguidas (3 series de 1 minuto) y en 2 veces al día. Se llama abrazo de mariposa y forma parte de la técnica de estimulación bilateral para aliviar estados emocionales muy contractivos. 

En una tesis doctoral del 2003, se probó que la culpa afecta directamente a la salud física del individuo. Además, se determinó que la culpa está intrínsecamente ligada a la depresión, por eso, tras el tratamiento de muchas depresiones en las que no es abordado el sentimiento de culpa siguen persistiendo los síntomas. Literalmente se dice: “El enfermo corporal psíquicamente sano se curará mucho antes que otro paciente corporal que no esté protegido por la sanidad mental.” ¿Y tú, a qué esperas para tratar las emociones vinculadas a tu divorcio?

¿Sientes que vives desde una culpa tóxica que hasta te hace enfermar por estados de ansiedad y depresión que te impiden vivir en paz? ¿Temes que nunca más vas a tener pareja? ¿Tienes miedo de cometer los mismos errores? 

Yo puedo ayudarte. Me he formado en técnicas terapéuticas basadas en la Aceptación y la Compasión que te permiten liberarte y soltar el sufrimiento y la culpa por el divorcio. Además, tengo un programa especial de educación en emociones pensado para dinamizar la consciencia y dotar de calidad tus relaciones de pareja. En 40 días puedes ver resultados reales. 

Además, Anka te ofrece divorcios conscientes. ¿En qué consiste? Estés separad@, divorciad@ o en proceso, te ofrezco un acompañamiento terapéutico emocional (individual y/o de pareja) así como una orientación legal del proceso en todo el trayecto. Durante 22 años he ejercido como abogada y puedo ofrecerte un acompañamiento legal si así lo necesitas, sea aliviando tus dudas legales o planificando procesos legales necesarios. Podemos chequear que efectivamente el divorcio es la solución inevitable y, si lo es, trabajar en tu interior para conseguir un proceso de mutuo acuerdo. Si ya estás divorciado, te acompaño a construir tu nuevo Yo para que puedas tener relaciones conscientes y no repitas la misma historia. Te acompaño para que puedas entender que no fue culpa tuya.

Contáctame por WhatsApp para agendar tu sesión gratuita informativa. Juntos trazaremos tu mapa de salida consciente. ¿Crees que estarías leyendo esto sino desearas vivir sin culpa y estar en paz?

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