Sin lugar a duda, el asunto que encabeza la lista de preocupaciones en una separación o divorcio son los hijos. Muchas veces seguro que te da la sensación de que sólo es tu hij@ el que quiere que sigáis juntos y tu, como buen padre o buena madre, lo que vas a hacer es aguantar en idas y venidas al hogar, seguir adelante con tu pareja y vuestro vínculo (sea o no matrimonial) porqué, obviamente, “los hijos primero” y si hace falta, vuelves con tu expareja.
A todo ello, tienes que añadirle la culpa y los remordimientos que te persiguen ahí a donde vayas. Te hubiera encantado que funcionara y que fuera como habías pensado y más ahora, con hijos. Parece irremediable e imposible liberarse de estas sensaciones punzantes de arrepentimiento por la separación y de sentirte culpable de todo. No es dolor, es más que eso, es un sentir desgarrador de pérdida, confusión, miedo y desprotección.
Además, lo más curioso de todo es que para poder salir de este bucle emocional en el que estás, tu mente se las apaña para buscar estrategias de protección como, por ejemplo, echarle las culpas sin filtro a tu “ex” por el sufrimiento de tus hij@s. No paras de rumiar la cantidad de cosas que tu “ex” podría haber hecho mejor.
Que tu hij@ sufre por la separación o el divorcio es una verdad inevitable, lo que hay que ver es exactamente por qué motivo sufre. Para un niño, tú eres su figura principal de apego a la vida, es su primera relación y la más importante. Para tu hij@, eres el suministrador de la seguridad, el afecto, la protección y el alimento que necesita. Al observar una ruptura de la relación, tu hij@ lo siente como una grave amenaza, una situación de peligro y, tras ello, hará lo imposible por tratar que no se rompa el vínculo, debe asegurar su supervivencia. Hasta bien finalizada la adolescencia no tenemos el cerebro totalmente desarrollado (sobre todo la parte prefrontal) por lo que damos respuestas con menos racionalidad y lógica, nos movemos más por el sentir y por las necesidades a satisfacer.
Y ante esto, ¿qué puedes hacer tu? Ayudarle a transitar el dolor por la ruptura, acompañarle para que pueda comprender que es la solución óptima para todos y, sobre todo, no permanecer en lucha contigo y con tu “ex”. En todo caso, valora de brindarle ayuda terapéutica profesional para asegurar su bienestar.
Me gustaría compartirte algo ecuánime y objetivo: se ha estudiado que lo que más perjudica al hij@ no es la separación o el divorcio en sí sino ver y sentir a sus padres en una auténtica lucha de poder (durante y después de la separación o el divorcio). Una separación conflictiva (o una convivencia conflictiva) garantiza que entre un 70% y, hasta 80%, de los niñ@s tengan problemas emocionales duraderos y trastornos en el aprendizaje. Como ves, poco tiene que ver el sufrimiento y el malestar de tu hij@ con que viváis juntos, tiene que ver más con la calidad de la relación y cómo están emocionalmente sus padres.
En conclusión, estés separado, divorciado o junto a tu pareja, lo importante para tu hij@ (y para ti, tu pareja y para todos los que te rodean) es que estés bien, que te sepas sostener emocionalmente, que te respetes y que te ames. No olvides además que tu “ex” es, a la vez, el padre o la madre de tu hij@ por lo que si permaneces con odio y resentimiento estás privando a tu hij@ a que se acerque a su padre o madre. ¿Por qué? Pues por qué con tu resentimiento y odio hacia tu “ex” le estas diciendo implícitamente si “vas con papa o mama, me traicionas”. ¿Te duele lo que estás leyendo? ¿Crees que esto sólo sucede a los demás y a ti no?
No es volver con tu ex lo que garantiza que tu hijo deje de sufrir. Tu hij@ deja de sufrir cuando ve a unos padres que se respetan, que no se critican y que saben vivir de manera responsable para cuidar de ellos.
Tu “ex” puede tener una reacción difícil de gestionar. No obstante, es interesante que antes de gestionar su reacción (sobre la que tienes menos capacidad de influir) te asegures de haber trabajado tu propia sombre (ego) ya que, sino incrementarás la tensión, el conflicto y aumentarán también los errores al proyectar tus propias sombras en tu ex. Y, lo más impactante de todo, es que muchas veces si no eres consciente de esto que te acabo de decir, ya no sólo lo proyectas en tu “ex” sino en tu propio hij@. Tu hij@ nota todo esto, aunque no se lo digas verbalmente.
¿Te apetece probar un ejercicio breve, sencillo y revelador? Toma 2 trozos de papel, en uno escribes tu nombre y en el otro el de tu hij@ (si tienes más de un hij@, pon el nombre del hij@ que crees que está sufriendo más). Los dispones en el suelo como tu sientas. Luego te pones encima del que pone tu nombre, cierra los ojos, respira con normalidad. Pregúntate: ¿qué siento respecto a mi hijo? y déjate sentir todo lo que venga. Cuando sientas que ya está, te colocas encima del papel que lleva el nombre de tu hijo. Al ponerte en el lugar de tu hijo, permítete sentir todo lo que venga, estate abierto al contenido. Sin juicio. ¿qué está sintiendo ahora mi hij@?
El mejor legado que le puedes dar a tu hij@ es que te vea feliz, en armonía y en paz. Créeme, me he criado en una familia totalmente disfuncional, en conflicto, con ausencia de respeto y amor verdadero entre mis padres. Yo llegué a pedir a mis padres que se divorciaran porqué no soportaba más esa convivencia. Ellos siguieron juntos. Con los años y, por la experiencia de personas divorciadas que conozco, sé que lo que asegura la tranquilidad y la felicidad en los niñ@s es que sus padres sean capaces de amarse a si mismos, que estén serenos, en calma y con una actitud compasiva y responsable.
¿Sientes que una parte de ti quiere perdonar y soltar el sufrimiento y otra sigue aferrada al resentimiento? ¿te obsesiona día a día ver a tu hijo sufrir, distante y con reacciones emocionales?
Yo puedo ayudarte. Durante 22 años he ejercido como abogada y sé que la solución no la da la ley, la da la sanación y el desarrollo de tu mundo interior.
Anka te ofrece divorcios y separaciones conscientes. ¿En qué consiste? Estés separad@, divorciad@ o en proceso, te ofrezco un acompañamiento terapéutico emocional (individual y/o de pareja) así como una orientación legal del proceso. Podemos chequear que efectivamente el divorcio es la solución inevitable y, si lo es, trabajar en tu interior para conseguir un proceso de mutuo acuerdo. Si ya estás divorciado, te acompaño a construir tu nuevo Yo para que puedas tener relaciones conscientes y no repitas la misma historia. En todo caso, tus hij@s tendrán salvaguardados sus derechos legales y emocionales.
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