«Dios no tiene religión.»
(Mahatma Gandhi)
La mayor trampa que te hace tu ego es decirte en voz alta y clara las siguientes afirmaciones: ser espiritual es ser religioso; para ser espiritual tienes que renunciar a todo lo “material”; la espiritualidad es creer en algo que no existe; hay muchos gurús espirituales que han hecho daño a la humanidad; creer algo que no está probado por la ciencia es un autoengaño; ser espiritual es ayudar a los pobres, no cometer actos ni pensamientos impuros y vivir con poco dinero.
Podría seguir la lista de creencias irracionales y falsas sobre la espiritualidad. Como siempre, el ego juega el partido con una verdad por delante y luego mete el gol con la mentira. Sí es cierto que algunos gurús espirituales (o sectas) han usado la palabra “espiritualidad” y las prácticas espirituales para hacer daño, es cierto, han sido dogmáticos y radicales con la espiritualidad, han usado una verdad para fines egóicos y malignos. Pero eso sería como decir que el azúcar mata. Probablemente, si tomas una cantidad excesiva te enferme y acabe con tu cuerpo, pero en sí mismo el azúcar no te mata, es la finalidad para la que consumes y su regulación lo que lo convierte en insano. Pues lo mismo con la espiritualidad y también con las religiones. Hay personas religiosas que han usado, en pro de la humanidad, la espiritualidad para ampliar consciencia y para cultivar el amor y, en contra, otras no. En todo caso, ser y sentirse espiritual no es ser o practicar una religión. Tampoco ser espiritual es un instrumento para huir de la realidad, eso se llama by pass espiritual.
Los mayores científicos han sido espirituales y, gracias a que han aceptado constantemente su ignorancia, han conseguido brindar al mundo con verdades y hallazgos vitales para ti. La humildad, la honestidad, la actitud de búsqueda, la apertura y la flexibilidad son los colores de la bandera de la espiritualidad.
“Todo el que está seriamente involucrado en la búsqueda de la ciencia se convence de que un Espíritu se manifiesta en las Leyes del Universo, un espíritu muy superior al del hombre, frente al cuál uno, con nuestros modestos poderes, debe sentirse humilde”. ¿Qué opinas de esta reflexión de A. Einstein? Creo que cuando llegas a un diálogo interno en el que admiras y te sientes pequeño frente a la ilimitada estructura del mundo es el sentir y el vivir de la espiritualidad. Otra cosa es que no te guste la etiqueta de “soy espiritual”, normal, hay tanta distorsión en su contenido y forma que es habitual que te incomode su nombre. Cuando aceptas que eres limitado frente a un escenario superior a ti que es infinito, brota en tu interior un impulso de búsqueda. Tu mente busca más conocimiento y, tu intuición, amplia la propia percepción para que se revele más información acerca de la verdad sobre ti y sobre el mundo.
¿Qué es la espiritualidad y qué significa vivirse a través de ella? Te ofrezco mi comprensión basada en la propia experiencia y práctica. La espiritualidad es una actitud de búsqueda y duda constante sobre la existencia del ser así como de la creación del universo. Si, has oído bien: duda o agnosticismo, no creas nada hasta que no lo hayas experimentado y sea válido y eficaz para ti. Si dudas de todo y, sigues buscando, eres alguien que acepta que es finito y que estás rodeado de límites por qué eres materia y estás rodeado de materia. Al aceptar esto, sabes que tu propia mente es también un límite por lo que inevitablemente sabes que no controlas nada y que eres algo más que tu propio cuerpo físico y mental. Para mí, el “mas” de la frase “soy algo más”, se corresponde a una vibración o energía inteligente similar a la que me creó.
Cuando vives bajo esta perspectiva aceptas también que es tu propia limitación racional la que te impide aceptar que existe la infinitud y la perfección fuera de ti. Lo mejor que puedes hacer es no creer en nada y seguir buscando tu verdad porque eso es ser espiritual. A veces, un agnóstico extremo esta más cerca de la espiritualidad que un religioso dogmático, siempre y cuando tenga actitud de búsqueda y la humildad indicada. Hay personas que ya apuestan por usar otras palabras en vez de espiritualidad dada la contaminación terminológica del término y su mal uso. Algunos la prefieren llamar creatividad, otros certeza o consciencia. En cualquier caso, la Espiritualidad es un estado de permanente apertura y aceptación de nuestra finitud y limitación.
Rabí Moshé Cordovero dijo “la búsqueda siempre conduce a algo nuevo”. No des nada por bueno sin haberlo experimentado previamente y mantén curiosidad por saber las reglas de funcionamiento de esta vida (tanto personal como cosmológica) para mantenerte en una actitud centrada, atenta, respetuosa y honesta frente a ti mismo y frente a lo que te rodea. Ya en si misma, esta actitud es tu sentido de vida y, si le añades a éste el desarrollo de una actividad en la que disfrutes y puedes expandir consciencia, has unido sentido y proyecto de vida.
>La espiritualidad nace de tu corazón y se manifiesta al exterior cuando tu eres capaz de escucharte a ti, de mirarte a dentro, de silenciarte y de permitir que la respuesta y el entendimiento llegue para actuar con Amor. No necesitas que nadie ni nada te diga que hacer, cuánto rezar, cómo perdonar, donde comulgar ni que código seguir. Naciste con ellos, sólo tienes que encontrarlos. Y eso, es vivirte de forma espiritual.
Ser espiritual no comporta que renuncies al mundo material ni aniquiles a tu ego. Construye tu ego de forma sana, fuerte y poderosa que te brinde la oportunidad de experimentar el éxito y la prosperidad en todos los campos de tu vida sin hacerlo a expensas del sufrimiento de los demás y respetando siempre las leyes de la naturaleza y las leyes de la vida que, por cierto, son pura ciencia. ¿Cómo haces esto? Aceptando los límites que tiene lo físico y aceptando que tu mente racional no puede entenderlo todo ni racionalizarlo y que, no por ello, quiere decir que no exista nada más tras sus fronteras. El ser humano es imperfecto por qué es limitado y eso no quiere decir que no exista la perfección, lo único que sabemos es que en la materia no puede existir. Y, ante todo, duda, pregúntate constantemente a ti mismo para qué y cómo, es la puerta de acceso a la sabiduría, la intuición y el bienestar profundo y real. El propio acto de buscar te hace ampliar “miras” y te convierte en alguien distinto, alguien más próximo a lo que en esencia eres. ¡Pruébalo antes de desecharlo!
Intenta aceptar y asumir que en los confines del proceso mental existe una fuente de sabiduría e intuición que te permite seguir avanzando más allá de lo que aparentemente creías. Intenta no imponer “si o si” los imperativos de tus creencias y dogmas por miedo a creer que sino estas en peligro o descontrolado.
Toda tu vida es una paradoja continua: para recibir amor de tu pareja tienes que darle espacio para que sea libre; para ganar dinero tienes que despegarte del miedo a la carencia; cuando aceptas que tu infertilidad no se cura, aparece el embarazo; cuando sueltas la adicción, tus hijos dejan de ser dependientes de ti. En suma, cuando dejas de imponer mente sobre corazón, cuando reconoces el poder que tiene tu intuición y tu sabiduría y, que ambas nacen de un lugar distinto a la mente, empiezas a vivirte en lo que se denomina espiritualidad.
Me sirvo de la sabiduría perenne como la cábala, la filosofía, el zen y el budismo para cultivar y regar la parte espiritual del ser. Por ello, la psicología transpersonal es para mí, a fecha de hoy, la que más se ajusta a la visión integral del ser y la que, hasta donde he comprobado, corrige el sufrimiento, permite consolidar el cambio y garantiza una progresión como persona.
¿Sientes que lo “tienes todo” y aun y así estás vacío? ¿Te apetece desnudarte de tus creencias religiosas que limitan tu expansión de consciencia y de experimentar la verdadera espiritualidad?